viernes, 23 de abril de 2010

Diario El Falconiano

33 años haciendo periodismo responsable

En 1976, dos soñadores unieron esfuerzos para regalarle a su tierra un medio de comunicación honesto e imparcial, y que fuese la voz de todos los falconianos.

“El Falconiano nace de la mente progresista del ingeniero Rómulo Rodríguez Campos, quien en su afán de ofrecer al estado Falcón un medio de información que garantizara fuentes de trabajo para las nuevas generaciones de periodistas, al igual que para reporteros gráficos, técnicos y personal de taller, y sobre todo brindara a su estado natal la opción de tener un nuevo medio impreso, creó el diario. El Falconiano es creado sin ánimo de competir ni de desplazar a los periódicos existentes en la zona, para le época uno en Coro y otro en Punto Fijo”, narra Andrés Alberto Calles Rodríguez presidente del diario y sobrino del fundador.

El sueño empezó en diciembre de 1975 cuando Rómulo Rodríguez Campos se reunió en Caracas con el periodista falconiano Lino Segundo Revilla, quien para la época trabajaba en el diario El Universal. En ese encuentro, Rodríguez le transmitió a Revilla su intención de crear un periódico en Coro. Para su sorpresa, el periodista quería llevar a cabo el mismo proyecto y buscaba con quien unirse para materializar la idea. Luego de afinar algunos detalles, este joven regresó a su tierra natal para lanzarse a la aventura como emprendedor.

“Es así como luego de la respectiva constitución de la compañía entre estos dos socios, se realizan los estudios económicos de inversión, se consigue el apoyo crediticio respectivo, y se compran los equipos entre los que se incluyen la primera computadora que llega a un diario en Falcón y el primer servicio de Telex en la región”, explica con orgullo Calles.

Finalmente el 31 de mayo de 1976, salió a la luz el primer ejemplar de El Falconiano, denominado desde sus inicios como “El diario de Falcón”. Su junta directiva quedó integrada por el ingeniero Jesús Alberto Rodríguez Campos como presidente, el ingeniero Rómulo Rodríguez Campos asumió el cargo de director y el periodista Lino Segundo Revilla la jefatura de redacción. El objeto jurídico del mismo era la elaboración y publicación de un diario tipo tabloide, además de revistas y folletos.

Trece años después, el 4 de mayo de 1989, El Falconiano sufrió una pérdida importante porque falleció de forma inesperada Rómulo Rodríguez Campos. En aquel momento, Lino Revilla fue nombrado director del diario, y con más responsabilidad y compromiso que nunca mantuvo vivo el negocio.

El relevo generacional ocurrió en mayo de 2006, cuando Jesús Alberto Rodríguez Campos decidió retirarse de la junta directiva y dejar la presidencia del diario a su sobrino Andrés Alberto Calles Rodríguez, profesional de la medicina quien algunos meses antes había adquirido parte importante del paquete accionario de la empresa.

Hoy en día, la junta directiva cuenta con un equipo más amplio, al que se han incorporado nuevos miembros de ambas familias. Está encabezada por el Dr. Andrés Alberto Calles Rodríguez, e incluye a Lino Segundo Revilla quien es vicepresidente y director del diario, Armando Mora responsable de la jefatura de redacción, la periodista Mariselva Moreno de Calles, María Elena Pacheco de Revilla, el abogado Osmel Ferrer Burgos, Nilda García a cargo de la gerencia de administración y Alexandra Revilla (hija de Lino Segundo Revilla), quien tiene a su cargo la oficina de publicidad de la empresa.

“La primera generación o generación fundadora desde el inicio hasta el día de hoy, con la presencia del periodista Lino Segundo Revilla, ha aportado la consolidación de las bases en las cuales se sustenta esta empresa como lo son la imparcialidad, la honestidad en la noticia y el espíritu humanista de quienes forman parte del diario. La generación actual, desde mi llegada, se ha caracterizado por mantener esas bases fundamentales y al mismo tiempo profesionalizar cada uno de los cargos de gerencia dentro de la empresa, dando oportunidad a jóvenes profesionales que junto a la experiencia del personal que en el diario labora, han sabido hacer causa común para continuar consolidando este medio de comunicación social”, puntualiza Calles.

Presente, pasado y futuro

El Falconiano ha conservado desde sus inicios su mismo logo y formato, al igual que ha mantenido la premisa sembrada a sus empleados: “Crece más quien mejor sirve”. Su presidente, Andrés Alberto Calles Rodríguez, señala que no hay diferencia entre la empresa del pasado y la actual. Si bien el diario se ha adaptado a las nuevas tecnologías, no ha permitido que éstas desplacen la mística y la responsabilidad de su equipo.

Actualmente, el diario es una especie de escuela, ya que los futuros periodistas que cursan estudios en las diferentes universidades de la región realizan su periodo de pasantías bajo la responsabilidad de sus directivos y periodistas.

“El Falconiano tiene el compromiso con el estado Falcón, con el digno ejercicio del periodismo, con el derecho constitucional de informar, de seguir creciendo, pero sobre todo de garantizar una noticia limpia y el respeto a la información. Por ello, a cada momento diseña planes de inversión que garanticen la óptima presentación del producto comunicacional que ha ofrecido durante 33 años sin interrupción al pueblo de Falcón”, afirma Calles.

Negocio en familia

“Poseer una empresa familiar es una ventaja cuando existe un verdadero sentido de unión de sentimientos y criterios para desarrollar los planes y proyectos, y sobre todo para enfrentar los problemas”, afirma Andrés Alberto Calles Rodríguez.

Señala que El Falconiano está constituido por dos familias, las cuales han sabido trabajar junto a todo el personal del diario como un equipo para llevar adelante la empresa, que hoy en día es un emblema del estado. Es una organización que está consciente de la enorme responsabilidad que tiene en sus manos de brindar a la comunidad falconiana información justa y balanceada, y de ser la voz de ese pueblo que lleva su nombre.

Para su presidente, este diario es una muestra del esfuerzo de hombres y mujeres que como sus fundadores han apostado por el desarrollo de la entidad y del país. “El Falconiano no es propiedad de estas dos familias, orgullosamente lo sentimos como parte del capital moral de nuestro estado Falcón”, finaliza Calles.

La voz de El Falconiano

Lo mejor de su negocio…

“Para El Falconiano, lo mejor es su gente, sus empleados. Muchos de ellos llegaron como obreros y ahora son expertos en computación, encargados del área de montaje y fotógrafos; otros llegaron como fotógrafos y ahora orgullosamente son periodistas. Ellos han querido crecer y el diario no ha vacilado en contribuir con este crecimiento. La gran mayoría de los empleados se iniciaron con el diario y han sido escuela para los nuevos que han llegado. Ellos dicen con orgullo “Soy El Falconiano”.


Una recomendación para mantener viva una empresa familiar

“Para mantener viva una empresa familiar se requiere entender la importancia de ese patrimonio y saber hacerlo vivir a las nuevas generaciones”.


Un obstáculo que han enfrentado y logrado sortear…

“El principal obstáculo es lo difícil de hacer prensa en provincia, pero cuando se mira el camino transitado realmente se hace grande el orgullo de hacer las cosas y sobre todo hacerlas bien”.


Un reto que trae el futuro para su empresa…

“El reto para el futuro de la empresa es saber inyectar la responsabilidad que tenemos a nuestros herederos. Las empresas no deben acabarse cuando no existe más el fundador. Al contrario, debe crecer más, es cuestión de compromiso para con esos ideólogos.


Revisando el pasado y el presente de la empresa, ¿cambiaría alguna decisión?

“Gracias a Dios las decisiones de los fundadores siempre fueron acertadas, lo que hace pensar y repensar cada decisión que ahora se toma para seguir ese mismo camino”.

Palabras de Andrés Calles presidente de El Falconiano.

Autor: María Carolina Urbina.

Publicado en la revista Vecino saludable.

CIEDIS

Baluarte de la formación venezolana

El 11 de junio de 1992 Beatriz Aristegui, psicóloga, periodista, licenciada en ciencias de la información y especialista en dinámica de grupo creó el Centro de Investigación y Estudio de la Dinámica Social (CIEDIS), una instancia dedicada a la capacitación, formación, a la asesoría técnica y a la cooperación internacional.

Beatriz Aristegui daba clases en el postgrado de dinámicas de grupo de la Universidad Central de Venezuela, dio clases ahí durante 16 semestres. Había algunas cosas dentro de la dinámica del postgrado que la distanciaban moralmente, no le parecía que la forma de llevarse era la idónea. Paralelo a eso, ella empezó a trabajar en aquella época con el Instituto of Cultural Affairs, que era un organismo que dependía de Naciones Unidas. De ahí surge el primer proyecto de dinámica de grupo como una oferta distinta a lo que hacía la Central. De esa primera prueba sale la idea de montar CIEDIS”, narra Gabriel Rodríguez, hijo de la fundadora y actual director del centro.

Inicialmente, el trabajo abarcaba el área clínica, ámbito de experticia de Beatriz Aristegui, y la asesoría a empresas. Así logró integrar todos los campos donde se da la dinámica social.

A la par de este proyecto se formó ACIEDIS, la Asociación Internacional de Especialistas en Dinámica Social, con representantes de varios países. La sede estaba en Miami, pero cuando Beatriz Aristegui pasó a ocupar la presidencia la trasladó a Caracas, donde ha permanecido desde entonces.

“ACIEDIS como organismo internacional avalaba a CIEDIS, y salió la formación de dinámica de grupo con el grado de especialización. Y empezó esa formación vinculada a la Asociación de Naciones Unidas por Venezuela (ANUV) donde la gente que se formaba con nosotros salía como consultor internacional”, señala Rodríguez.

Gracias a la calidad de la formación brindada por CIEDIS y al contacto que mantuvieron con muchos de los egresados que se vincularon en puestos significativos tanto en empresas como en organismos nacionales e internacionales, el centro se fue haciendo un espacio en el mercado venezolano.

Adicionalmente para ese entonces, CIEDIS logró la representación de la Universidad de Newport, ubicada en los Estados Unidos, para dictar Human Behavior una carrera equivalente a psicología. Gracias a esto surgió la posibilidad de ofrecer la formación en Ecología humana; se trataba de la primera promoción en el país y la segunda en el ámbito mundial que se daba con contenido específico.

En ese momento, CIEDIS se encontraba funcionando a toda máquina pues ofrecía la opción de estudiar Human behavior, la formación en Ecología humana y en Dinámica de grupo. Además, realizaba consultorías a clientes como PDVSA, Polar y Procter & Gamble, y atendía algunos compromisos en el exterior.

Para este entonces, Gabriel Rodríguez estaba dedicado a la parte empresarial de CIEDIS, dado que la parte clínica le parecía muy demandante en términos emocionales y, a la vez, trabajaba por su cuenta haciendo producción de eventos. No obstante, luego de sufrir un fuerte traspiés económico con este negocio, decidió vincularse de forma más comprometida con el centro. Así, se desempeñó como consultor y docente del mismo, y participó en la formación de ecología humana y de Human behavior.

Sin embargo, todo cambió cuando el 25 de diciembre de 2006, Beatriz Aristegui entró en un coma diabético que se complicó hasta tal punto que le quitó la vida sólo tres días después.

“Ese primero de enero de 2007 dije que había que arrancar de cero. Hay una reunión de la junta directiva de ACIEDIS para constatar el nuevo rumbo, y asumo la presidencia de ACIEDIS y la dirección de CIEDIS”, cuenta Rodríguez.

“Mi madre era una suerte de un monstruo teórico, en el buen sentido de la palabra. Yo no tengo ni la formación ni la experticia de mi mamá, entonces hice un barrido de la gente que sabía de dinámica, de la gente que sabía de nuestro contenido pues la formación de CIEDIS tiene, por una parte, un carácter vicario muy importante en el sentido de aprender de la experiencia ajena. Y por otro, el enfoque es muy andragógico en el sentido de respetar la experiencia con la que cada cual llega y que es una elección estar aquí. Hubo un cambio en la dinámica porque a mi entender CIEDIS debía funcionar de otra manera.”, continúa.

Hubo un cambio en la Ley de Educación Superior, que invalidó el respaldo que ACIEDIS como instancia internacional daba a la formación de CIEDIS. En consecuencia, actualmente el instituto entrega el título como consultor especialista en dinámica de grupo, pero no puede otorgar el título de especialista porque las especializaciones y maestrías son propias de las universidades o de los institutos de educación superior. Así, hoy en día CIEDIS se encuentra inmerso en los trámites para que ratifiquen la conversión de centro de investigaciones a centro de investigación calificado.

A raíz de lo anterior, la relación con la Universidad de Newport se rompió. Y por escasez de docentes, Rodríguez se vio obligado a parar la formación en ecología humana.

Sin embargo, hoy en día CIEDIS ha superado los obstáculos y marcha con rumbo firme hacia el futuro. Integra a 19 especialistas que dan la formación en las sedes de Caracas, Mérida y Táchira. Y ha desarrollado el área de bioenergética.

“Hay un tema que es bioenergética que me ha apasionado desde hace 18 años atrás. Mi madre y yo teníamos un espacio de investigación que tenía picos dependiendo de ciertos elementos clínicos de casos de mi mamá o referentes que íbamos consiguiendo. Desde hace año y medio empecé a intensificar la parte de investigación y de hecho ahora estamos dando la formación también en Bioenergética.” señala Rodríguez.

Explica que hoy en día el instituto se dedica, por una parte, al área académica. Brinda formación en todo lo que tiene que ver en dinámica de grupo. Y por otro lado, a la asesoría. “Llámese clínica o asesoría, lo que hacemos es facilitar procesos en pos de la salud familiar, empresarial, individual o social”, apunta.

“Nuestra idea es crear un espacio que permita la confluencia y convergencia de personas, de ideas, de perspectivas. De ahí seguramente se vuelve un espacio mucho más rico y mucho más saludable para todo el entorno”, finaliza.

CIEDIS se halla en franco crecimiento. Ha aumentado la afluencia de alumnos y el número de talleres y seminarios. Su objetivo es multiplicar las actividades del centro en el territorio nacional y en el exterior, manteniendo la excelencia y el impacto que han caracterizado estas casi dos décadas de historia.

De madre a hijo

“Al sol de hoy, un elemento que ha sido constante es que a pesar de ser un grupo secundario, a pesar de ser un instituto que se dedica a formación, para muchos de los alumnos funciona como una suerte de grupo primario. Hay un conocer la historia de vida de cada quien, chequear parte del proceso. Eso mismo nos involucra ya no sólo como docentes, sino que hay una preocupación por los procesos individuales, que lo hacemos cada uno de los docentes muy responsablemente y muy cuidadosamente. Esto genera un vínculo más fraterno, más amistoso”, explica Rodríguez.

Por otra parte, comenta que existe la oportunidad de que CIEDIS se vincule a una clínica, con el fin de trabajar con las personas lesionadas. La idea es que el centro ayude desde la parte terapéutica y con la bioenergética, visto como psicología del cuerpo para ayudar en los procesos y para procurar la salud como una vivencia integral.

En un futuro próximo, Rodríguez tiene planeado mudar CIEDIS a una sede más grande, para así poder albergar a más terapeutas y aumentar la cantidad de formaciones y talleres. No obstante, su mayor sueño es crear una clínica en la que se integre el área terapéutica con el trabajo fisiológico, lo cual resulta muy útil en el tratamiento de numerosas enfermedades como el cáncer y en procesos terminales.

CIEDIS: la experiencia

¿Qué implica tener un centro de este estilo acá en Venezuela?

Es muy demandante. Si no tuviera toda la historia que tengo en CIEDIS y la representación de que esto es una especie de herencia en términos concretos y legales, pero además en términos empáticos, tal vez en algún momento no hubiera seguido. En términos físicos y emocionales es muy demandante. Por otro lado, no siempre es tan rentable.

Sin embargo, es muy gratificante. El encuentro con la gente, el ver que de alguna manera todo ese trabajo efectivamente va rindiendo frutos. Hay gente que todavía dice “Tengo mi vida antes y después que entré a Ciedis”. Eso sigue siendo la gasolina de esto, esa cuota de valoración emocional. La certeza de poder ir ayudando a la gente es altamente gratificante.

Un obstáculo importante con el que se han encontrado…

Lograr que la gente efectivamente pague al día. Tal vez yo debo hacer más ajustes a nivel administrativo para evitar que eso pase. Por el otro lado, sobre todo estos últimos cuatro años, ha sido bien difícil cumplir con todas las formalidades del Ministerio de Educación Superior. Lograr la continuidad en ese proceso de formación ha sido complicado.

Una de las mayores satisfacciones que ha recibido…

Ayudar a la gente, que la gente haga referencia a mi mamá y al montón de vidas que marcó, hay gente que habla de mí o de la gente que está conmigo diciendo que algo los marcó para bien. Sentir que efectivamente eso que era parte del legado de CIEDIS se mantiene: poder ayudar a la gente y mantener esa vinculación.

La experiencia de tener una empresa familiar

Las empresas familiares son una moneda de dos caras que tienden a radicalizarse: son muy buenas y son muy malas. Son muy buenas porque tienes todos los permisos y privilegios. Por otro lado, pueden ser muy malas o demandantes en el sentido de que como es una empresa familiar tienes que dar el ejemplo, llegar temprano, tienes que marcar la pauta. Siento que en cierto punto hay una cuota de ambos: es muy demandante en el sentido de que las verdes me las como yo y las maduras las comemos todos. Sin embargo, hay una cuota a nivel de otros permisos que tengo, hay licencias y libertades. Es muy satisfactorio marcar el rumbo de una empresa propia, y ver como progresivamente va creciendo.

Palabras de Gabriel Rodríguez, director de CIEDIS.

Autor: María Carolina Urbina.

Publicado en la revista Vecino saludable.

Alfonzo Rivas & Compañía

Un siglo como protagonista de la mesa venezolana

98 años lleva en el mercado esta empresa que empezó vendiendo la tradicional Maizina Americana, y que hoy en día es una corporación que ofrece más de 850 productos a los venezolanos


Esta empresa que es emblema de Venezuela y que tiene casi un siglo en el mercado, fue fundada por Santiago Alfonzo Rivas en 1910. Todo comenzó cuando este emprendedor con tan sólo 14 años empezó a trabajar en
la firma Rivas, Fensohn y Cía, propiedad de su tío materno, Jorge Rivas, y de Walter Fensohn. Ésta se dedicaba a actividades muy diversas como la fabricación de cigarrillos y de alpargatas, la compra de mercancías y el negocio de las monedas extranjeras.

Transcurrieron los años, Fensohn decidió abandonar la firma para aceptar el cargo de cónsul de Alemania en Curazao y su tío Jorge cayó enfermo, por lo que la empresa pasó a manos de sus primos. Entonces, ya con 24 años, Santiago Alfonzo Rivas decidió independizarse y crear su propio negocio. Inició la elaboración Maizina Americana, marca El Águila, el 1° de julio de 1910. Su idea era tener en el mercado un producto de consumo masivo, cuya presentación fuese única.

Poco a poco, Maizina Americana fue ganándose un lugar en las cocinas venezolanas y en la historia del país. No obstante, sus comienzos no fueron sencillos. Inicialmente, fue necesario regalar el producto con el fin de darlo a conocer y, Alfonzo Rivas tuvo que embarcarse en otros negocios como la importación de machetes y bicicletas. En esa época su hermano Miguel se incorporó a la empresa, y ésta pasó a llamarse Alfonzo Rivas & Compañía.

“Por allá en los duros momentos del comienzo, Don Santiago le pidió a un amigo que le comprara una caja de 100 paquetitos de Maizina Americana. El amigo no se la quería comprar diciéndole ¿Qué voy a hacer con tantos paquetes? Don Santiago le dijo, si quieres me la regresas el mes que viene, pero es que no quiero que en mis libros aparezca un mes en que no vendí ni una sola caja”, comenta Santiago Alfonzo Madrid, Director Ejecutivo de Alfonzo Rivas & Cía.

Con el paso de los años, Maizina Americana se convirtió en uno de los productos favoritos de las amas de casa, infaltable en las cocinas venezolanas.

Entre los años ´20 y ´30, la compañía se consolidó y durante 1940 incursionó en dos actividades muy exitosas: los artefactos electrodomésticos de la marca Hot Point y los automóviles de la Chrysler. Sin embargo, en la década siguiente Santiago Alfonzo Rivas dejó de lado estos negocios y decidió enfocarse en el sector de alimentos, principalmente en lo relacionado a insumos para el sector industrial.

A finales de los ´80 la empresa vivió grandes cambios, que incluyeron la ampliación de la variedad de productos que ofrecían al consumidor final. El objetivo era lograr un equilibrio entre las ventas de productos industriales y las de consumo masivo.

En los últimos 15 años, Alfonzo Rivas & Compañía ha centrado sus energías en convertirse en una empresa de consumo masivo. Actualmente, cuentan con más de 850 presentaciones y 50 marcas en el mercado; y Maizina Americana continúa ocupando un lugar privilegiado en las cocinas criollas.

Actualmente, la corporación está en manos de la tercera generación, aunque ya se han incorporado algunos integrantes de la cuarta. Su presidente es Enrique Itriago Alfonzo, y la junta directiva está compuesta por un representante de cada uno de los hijos de Santiago Alfonzo Rivas.

Alfonzo Rivas & Compañía planea continuar con sus planes de crecimiento, buscando nuevas oportunidades dentro y fuera de Venezuela.

Pasado y presente

En relación a los cambios que ha vivido la empresa a lo largo de casi un siglo de historia, Santiago Alfonzo Madrid afirma que “la empresa hoy día cuenta con una gerencia profesional, basada en el coaching, donde lo más importante es la apropiación que cada colaborador hace de sus tareas y obligaciones”. Señala, además, que ha habido una actualización de las herramientas y procesos empleados, para cumplir con una premisa del fundador “La mejor tecnología, para los mejores productos”.

Por otra parte, explica que lo que no ha variado son los valores que guían a la corporación. La ética, la calidad, la capacitación del personal, el respeto a la gerencia profesional y el compromiso de mantener el apellido Alfonzo Rivas como símbolo de excelencia son los pilares que sostienen la labor de la empresa.

De generación en generación

De acuerdo a Santiago Alfonzo Madrid, la evolución del negocio se puede palpar tomando como base la gestión de sus diversos presidentes:

Don Santiago Alfonzo Rivas: fue fundador, emprendedor y creador del negocio. (1910 -1968)

Sus hijos:

Miguel Alfonzo Ravard: Incorporó nuevas tecnologías al negocio. Además, por ser ingeniero químico desarrolló otros productos más complejos, como la elaboración de glucosa y del color caramelo. (1968 – 1979)

Santiago Alfonzo Ravard: Tuvo en sus manos la responsabilidad de llevar el proceso de consolidación financiera después de la ampliación de la planta de Turmero, creando lo que se convertiría posteriormente en la Gerencia de Finanzas. (1980 – 1983)

Rafael Alfonzo Ravard: Transformó a la empresa en una corporación. Bajo su presidencia se crearon gerencias modernas, con sus responsabilidades y atribuciones. De esta forma se le dio fortaleza al negocio para poder continuar creciendo. (1985 – 1998)

Tercera generación:

Rafael Alfonzo Hernández: Impulsó fuertemente a la empresa hacia la fabricación de nuevos productos de consumo, creó una gerencia moderna de mercadeo y ventas, e inició la exportación de productos de consumo masivo a Colombia, Centro America y El Caribe. (1998 – 2007)

Enrique Itriago Alfonzo: Continúa con el proceso de crecimiento del negocio y su expansión. (2007 - )

La voz de los protagonistas

El secreto del éxito es...

Que no existen secretos. Si tienes tus metas claras y estás dispuesto a trabajar duro por alcanzarlas, lo más probable es que llegues a ellas.


Un error que no se debe cometer en los negocios...
Respondemos con una frase tomada del Himno del Loyola: “Ni por ser en la lucha los primeros, despreciar al valiente contendor”

Un momento inolvidable de la empresa...
Nuestro aniversario N° 98, en el cual recordamos que durante todos estos 98 años no ha habido un solo año fácil.

Su consejo para nuevos empresarios...
Trabajen duro por sus sueños de manera honrada, sin hacerle daño a nadie; sabiendo que no hay atajos. El triunfo lleva tiempo y esfuerzo.
Cometer errores es parte de
la vida. Aprendan y sigan adelante.

Papel de Alfonzo Rivas en la historia de Venezuela...
Su papel es simple: Proveer de productos de gran calidad al mercado venezolano, al igual que al de otros países y al mismo tiempo generando puestos de trabajo. De esta forma haciendo una doble contribución al bienestar de nuestra sociedad.

Palabras de Santiago Alfonzo Madrid, Director Ejecutivo de Alfonzo Rivas & Cía.

Autor: María Carolina Urbina.

Publicado en la revista Vecino saludable.