Baluarte de la formación venezolana
El 11 de junio de 1992 Beatriz Aristegui, psicóloga, periodista, licenciada en ciencias de la información y especialista en dinámica de grupo creó el Centro de Investigación y Estudio de
“Beatriz Aristegui daba clases en el postgrado de dinámicas de grupo de
Inicialmente, el trabajo abarcaba el área clínica, ámbito de experticia
A la par de este proyecto se formó ACIEDIS,
“ACIEDIS como organismo internacional avalaba a CIEDIS, y salió la formación de dinámica de grupo con el grado de especialización. Y empezó esa formación vinculada a la Asociación de Naciones Unidas por Venezuela (ANUV) donde la gente que se formaba con nosotros salía como consultor internacional”, señala Rodríguez.
Gracias a la calidad de la formación brindada por CIEDIS y al contacto que mantuvieron con muchos de los egresados que se vincularon en puestos significativos tanto en empresas como en organismos nacionales e internacionales, el centro se fue haciendo un espacio en el mercado venezolano.
Adicionalmente para ese entonces, CIEDIS logró la representación de la Universidad de Newport, ubicada en los Estados Unidos, para dictar Human Behavior una carrera equivalente a psicología. Gracias a esto surgió la posibilidad de ofrecer la formación en Ecología humana; se trataba de la primera promoción en el país y la segunda en el ámbito mundial que se daba con contenido específico.
En ese momento, CIEDIS se encontraba funcionando a toda máquina pues ofrecía la opción de estudiar Human behavior, la formación en Ecología humana y en Dinámica de grupo. Además, realizaba consultorías a clientes como PDVSA, Polar y Procter & Gamble, y atendía algunos compromisos en el exterior.
Para este entonces,
Sin embargo, todo cambió cuando el 25 de diciembre de 2006, Beatriz Aristegui entró en un coma diabético que se complicó hasta tal punto que le quitó la vida sólo tres días después.
“Ese primero de enero de 2007 dije que había que arrancar de cero. Hay una reunión de la junta directiva de ACIEDIS para constatar el nuevo rumbo, y asumo la presidencia de ACIEDIS y la dirección de CIEDIS”, cuenta Rodríguez.
“Mi madre era una suerte de un monstruo teórico, en el buen sentido de
Hubo un cambio en la Ley de Educación Superior, que invalidó el respaldo que ACIEDIS como instancia internacional daba a la formación de CIEDIS. En consecuencia, actualmente el instituto entrega el título como consultor especialista en dinámica de grupo, pero no puede otorgar el título de especialista porque las especializaciones y maestrías son propias de las universidades o de los institutos de educación superior. Así, hoy en día CIEDIS se encuentra inmerso en los trámites para que ratifiquen la conversión de centro de investigaciones a centro de investigación calificado.
A raíz de lo anterior, la relación con la Universidad de Newport se rompió. Y por escasez de docentes, Rodríguez se vio obligado a parar la formación en ecología humana.
Sin embargo, hoy en día CIEDIS ha superado los obstáculos y marcha con rumbo firme hacia el futuro. Integra a 19 especialistas que dan la formación en las sedes de Caracas, Mérida y Táchira. Y ha desarrollado el área de bioenergética.
“Hay un tema que es bioenergética que me ha apasionado desde hace 18 años atrás. Mi madre y yo teníamos un espacio de investigación que tenía picos dependiendo de ciertos elementos clínicos de casos de mi mamá o referentes que íbamos consiguiendo. Desde hace año y medio empecé a intensificar la parte de investigación y de hecho ahora estamos dando la formación también en Bioenergética.” señala Rodríguez.
Explica que hoy en día el instituto se dedica, por una parte, al área académica. Brinda formación en todo lo que tiene que ver en dinámica de grupo. Y por otro lado, a la asesoría. “Llámese clínica o asesoría, lo que hacemos es facilitar procesos en pos de la salud familiar, empresarial, individual o social”, apunta.
“Nuestra idea es crear un espacio que permita la confluencia y convergencia de personas, de ideas, de perspectivas. De ahí seguramente se vuelve un espacio mucho más rico y mucho más saludable para todo el entorno”, finaliza.
CIEDIS se halla en franco crecimiento. Ha aumentado la afluencia de alumnos y el número de talleres y seminarios. Su objetivo es multiplicar las actividades del centro en el territorio nacional y en el exterior, manteniendo la excelencia y el impacto que han caracterizado estas casi dos décadas de historia.
De madre a hijo
“Al sol de hoy, un elemento que ha sido constante es que a pesar de ser un grupo secundario, a pesar de ser un instituto que se dedica a formación, para muchos de los alumnos funciona como una suerte de grupo primario. Hay un conocer la historia de vida de cada quien, chequear parte del proceso. Eso mismo nos involucra ya no sólo como docentes, sino que hay una preocupación por los procesos individuales, que lo hacemos cada uno de los docentes muy responsablemente y muy cuidadosamente. Esto genera un vínculo más fraterno, más amistoso”, explica Rodríguez.
Por otra parte, comenta que existe la oportunidad de que CIEDIS se vincule a una clínica, con el fin de trabajar con las personas lesionadas. La idea es que el centro ayude desde la parte terapéutica y con la bioenergética, visto como psicología del cuerpo para ayudar en los procesos y para procurar la salud como una vivencia integral.
En un futuro próximo, Rodríguez tiene planeado mudar CIEDIS a una sede más grande, para así poder albergar a más terapeutas y aumentar la cantidad de formaciones y talleres. No obstante, su mayor sueño es crear una clínica en la que se integre el área terapéutica con el trabajo fisiológico, lo cual resulta muy útil en el tratamiento de numerosas enfermedades como el cáncer y en procesos terminales.
CIEDIS: la experiencia
¿Qué implica tener un centro de este estilo acá en Venezuela?
Es muy demandante. Si no tuviera toda la historia que tengo en CIEDIS y la representación de que esto es una especie de herencia en términos concretos y legales, pero además en términos empáticos, tal vez en algún momento no hubiera seguido. En términos físicos y emocionales es muy demandante. Por otro lado, no siempre es tan rentable.
Sin embargo, es muy gratificante. El encuentro con la gente, el ver que de alguna manera todo ese trabajo efectivamente va rindiendo frutos. Hay gente que todavía dice “Tengo mi vida antes y después que entré a Ciedis”. Eso sigue siendo la gasolina de esto, esa cuota de valoración emocional. La certeza de poder ir ayudando a la gente es altamente gratificante.
Un obstáculo importante con el que se han encontrado…
Lograr que la gente efectivamente pague al día. Tal vez yo debo hacer más ajustes a nivel administrativo para evitar que eso pase. Por el otro lado, sobre todo estos últimos cuatro años, ha sido bien difícil cumplir con todas las formalidades del Ministerio de Educación Superior. Lograr la continuidad en ese proceso de formación ha sido complicado.
Una de las mayores satisfacciones que ha recibido…
Ayudar a la gente, que la gente haga referencia a mi mamá y al montón de vidas que marcó, hay gente que habla de mí o de la gente que está conmigo diciendo que algo los marcó para bien. Sentir que efectivamente eso que era parte del legado de CIEDIS se mantiene: poder ayudar a la gente y mantener esa vinculación.
La experiencia de tener una empresa familiar
Las empresas familiares son una moneda de dos caras que tienden a radicalizarse: son muy buenas y son muy malas. Son muy buenas porque tienes todos los permisos y privilegios. Por otro lado, pueden ser muy malas o demandantes en el sentido de que como es una empresa familiar tienes que dar el ejemplo, llegar temprano, tienes que marcar
Palabras de
Autor: María Carolina Urbina.
Publicado en la revista Vecino saludable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario